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viernes, 1 de octubre de 2010

1ª victoria para los de Manzano en Europa.

Borussia 0
Sevilla 1

BORUSSIA DORTMUND: Weidenfeller; Piszczek, Subotic, Hummels, Schmelzer; Bender (Lewandovski, min. 76), Sahin, Blaszczykowsky (Owomoyela, min. 76), Kagawa, Grosskreutz (Da Silva, min. 85); y Barrios.

SEVILLA: Palop; Fernando Navarro, Cáceres, Alexis, Dabo (Escudé, min. 65); Navas, Zokora, Cigarini (Kanouté, min. 52), Guarente, Perotti; y Luis Fabiano (Negredo, min. 81).

GOL: 0-1. Min. 45.- Cigarini

ÁRBITRO: Mike Dean (Inglaterra). Expulsó por doble amarilla a Schmelzer (mins. 44 y 49) en el Dortmund, en el que amonestó a Grosskreutz (min. 52) y Hummels (min. 71). Amonestó también a Guarente (min. 52), Kanouté (min. 58), Navarro (min. 66) en el Sevilla.

ESTADIO: Signal Iduna Park. Unos 40.000 espectadores.
Los magos del Westfalen
 
La frustración del Westfalen, una catedral imprescindible que dignifica el fútbol y que ovacionó durante cinco minutos a su equipo después del partido, es el suspiro y el prestigio del Sevilla. Se supone que no hay mejor medicina para la depresión que salir triunfador de un infierno amarillo y noventa minutos de atmósfera eléctrica de fútbol. Porque aunque el Sevilla sudó y sufrió víctima de su falta de confianza, anoche conquistó Dortmund. Manzano siempre tendrá una imagen feliz de su debut en el Sevilla, su primer día europeo como entrenador de fútbol, como uno de los momentos de su carrera. La victoria, que neutraliza el veneno de la derrota ante el PSG, deja al Sevilla con cosas que decir en la Europa League. Sólo que ahora sabe que para clasificarse vivirá una tortura como la de anoche, en la que fue zarandeado por el Dortmund, especialmente en los últimos minutos de cada parte. Palop salvó el partido y Cigarini, desaparecido en combate pero con ángel, apareció por el área y remató una falta que tiene el copyright del Sevilla: el año pasado era Dragutinovic y ahora es Guarente. Zurdos que cierran las faltas desde la derecha y las convierten en minas en el área. Pero nadie duda de que un Sevilla seguro, ganador, hubiera dinamitado el Westfalen después de la absurda expulsión de Schmelzer, un buen ejemplo de la candidez de un equipo novísimo, con jugadores que apenas rebasan los 20 años. El Borussia se quedó con diez jugadores y el Sevilla no agarró el partido. Es más, permitió que el Dortmund le metiese el miedo en el cuerpo en unos últimos minutos que fueron un drama, cogido con alfileres, en el alambre.

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